miércoles, 17 de febrero de 2016

Insomnio



Vuelve a encontrarme la madrugada despierta, con frío pese a estar envuelta en el edredón, con la vista perdida en el blanco de la pared, el libro apartado de mis manos cada vez más heladas. Pasa la noche rápida en mi mente. Han sido muchos días así y aún me quedarán algunos. Durmiendo minutos e intentado leer sin poder pasar de página. Y cuando creo que veré amanecer, me despierto de repente, con resaca aún de nuestras últimas palabras. En estéreo se repiten una y otra vez. Tu voz... Aquellas palabras al teléfono, hablando casi en un susurro... No miro la hora y busco tu nombre y no lo pienso y te llamo y empiezo a sudar y se agotan los tonos a este lado de la línea y cuelgo dejando el teléfono boca abajo. Y al menos antes me respondías rápido y todo me vuelve a pesar mucho, el aire es denso y se me escapan lágrimas, por si no lo sabías.
Y entonces decido escribir, no como antes. Como ahora. Y a veces como hoy decido publicarlo, lo que no sabes es que otras muchas lo guardo para mi. 
Cada vez me entienden menos los que están a mi alrededor, quizás sea que cada vez me guardo más.
Estoy cansada, pero no puedo dormir. Mañana será otro día, frío según dicen. 
Me estoy convirtiendo en mi propio cajón desastre. Para ser ordenada siempre he necesitado un cajón donde guardar el desorden hasta que un día ya no cabe nada más y lo ordeno. Creo que yo soy mi propio cajón desastre, lo malo es que no se cuando estará lo suficientemente desordenado para ordenarlo de nuevo.
Enfin...lo voy a dejar por esta noche, mañana seguramente, ni yo misma me entenderé después de leer esto.
Solo espero que el sueño se de cuenta que está en otra cama y vuelva pronto a la mía.