martes, 23 de agosto de 2016

Yo también huiría



No, si yo no los culpo.
Seguramente a mí también me asustaría una mujer que lo mismo le gusta Yo-yo Ma, que The Killers, que Manuel Carrasco y que disfruta de las cosas poco convencionales de la vida. Que le apasionen los libros, les guste la trova, el sexo- así como dice Sabina- sin boda, amar, besar, los juegos sin reglas, las heridas con limón y sal. Que conozca el sabor umami, que te enseñe a disfrutar de algunas películas que tú solo no habrías visto nunca y que te gane jugando a videojuegos.
Me asustaría una mujer que sienta en la piel el 20 de Neruda, que sea tan directa que duela, y con un alma tan ruidosa que aún en su ausencia su presencia se sienta.
Saldría corriendo si la admirases tanto como ella a ti y que tenga tanto para enseñarte como tú ella, porque normalmente son mujeres llenas de sabiduría pero con voracidad de seguir aprendiendo.
Que le guste los placeres, todos los placeres y que le fascine que estos acaben con ella. Que sigan comentiendo errores pero con la capacidad de reconocerlos y en la medida que puedan repararlos.
No los culpo, en serio. Yo tambié huiría de una mujer independiente, sin miedo a decir lo que siente y que le importe muy poco ser la primera en llamar después de la cita, la que pague la cuenta si van a cenar o la que lleve el condón por si se tercia. Cualquiera se espanta de una mujer tan infierno, tan libre, tan segura, de esas que describió Garrido, de las que te pueden hacer tocar el cielo desde tu infierno, de aquellas que llegan en silencio y dejan a su paso una tempestad, de las que aunque ya no estén, nunca se van. No los culpo, hasta yo escaparía, si no supiera que con una mujer así es donde mas cerca se está de la libertad porque son mujeres que no necesitan héroes, sólo alguien con quien compartir.



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