Hay días en que estoy cansada de estar cansada.
Y días en que estar enfadada me enfada.
Días en que me gustaría gritar y no me sale la voz.
Días en que me harto de decir que no me pasa nada...y me pasa todo.
Días en los que todo son preguntas...y yo no tengo respuestas.
Días en los que simplemente soy sin querer ser y estoy sin querer estar.
Días en los que no necesito que me solucionen la vida... sólo necesito una palabra, un gesto, un abrazo.
Si, soy voluble, cambiante, inconstante... alegre y triste, sin motivo aparente. Y lo suficientemente orgullosa y autosuficiente como para no reconocer que a veces, y sólo a veces, necesito unas manos, unos brazos, unos hombros, un pecho donde cobijarme.
Y es que tengo que aprender a conjugar el verbo necesitar en primera persona del singular.
Esto es lo que escribí hace un tiempo, así me he sentido en los últimos meses (incluso peor) pero hoy puedo decir que mi estado de ánimo ha cambiado como ha cambiado la última cifra de mis años.
Ahora siento que la vida SIEMPRE merece la pena.
Que la familia y los amigos son IMPRESCINDIBLES.
Que habrá días malos pero que incluso en esos días siempre habrá un instante que te salve el día.
Que hay que pedir ayuda porque la vida es muy pesada para uno sólo.
Que quiero estar, ser y aparecer.
Que cada vez más necesito una palabra, un gesto, un abrazo.
Sigo siendo en esencia lo que soy, voluble, cambiante, inestable....alegre y triste....pero también he aprendido que el orgullo y la autosuficiencia tiene sus matices y a veces necesitas unas manos, unos brazos, unos hombros, un pecho donde cobijarte.
He aprendido a reconocer que necesito ayuda y estoy aprendiendo a pedirla cuando la necesito.
Yo necesito, os necesito.
Esta canción ha sido y es como un himno para mí.