sábado, 18 de agosto de 2012

Crucemos los dedos





Crucemos los dedos, porque las cosas parecen encarrilarse. Con trabajo, con esfuerzo y muchos quebraderos de cabeza. 
No quiero adelantarme a los acontecimientos, pero poco a poco parece que las cosas van saliendo y las que debían quedar atrás están cada vez más lejos.
Aunque aún hay días en que todo se ve gris marengo, he de reconocer que esta semana las cosas han ido yendo bien e incluso con sorpresas.
Conocer gente nueva que le de una inyección de alegría y de ilusión a tu vida y sin esperártelo, no tiene precio. Llevo unos días que no paro de reír, que un mensaje me hace sonreír y que una llamada a horas intempestivas en lugar de molestar, te quita el sueño pero te deja una sonrisa que te dura hasta que te despiertas. Y todo sin pretenciones, ni expectativas preconcebidas, simplemente estando ahí.

Me desconecto un par de días o tres a un lugar donde apenas funciona el 3G. Un lugar donde los recuerdos buenos y malos se hacen uno, y por lo tanto ni duele, ni deja de doler. Hace siete años que viví esto mismo, pero en otras circunstancias. 
Ahora faltaran algunos que estuvieron esa última vez pero sin embargo habrá otros para los que será su primera experiencia.

Hay algo que creo que es fundamental en mi vida y es la risa, cuando dejo de reírme las cosas se me escapan y voy cuesta abajo.

Gracias por estas horas que me has dedicado, no sabes lo mucho que me ayudan a recordar que reír es lo que mejor se hacer.



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