Pensar agota. Lo sé porque estoy agotada y es porque no puedo parar de pensar. No son pensamientos trascendentales, bueno, algunos sí. Más que pensamientos son batallas en mi cerebro entre el consciente y el subconsciente.
Creo que tengo muchos frentes abiertos y siento que no puedo con todos. Tengo que tomar decisiones y las tengo de todas los niveles. Urgentes, importantes, vitales, nimias, caprichosas. Pero lo que me agota son los dilemas en los que mi mente se enreda sin yo poder controlar. Y no son precisamente ni los urgentes, ni los importantes, ni los vitales. Me agota mi lucha diaria por las decisiones que para cualquier persona ocuparía un minuto del día y a mí me ocupa los días enteros.
Si pudiera dejar de pensar y mantener la mente en blanco. Pero eso es una leyenda, nadie puede poner la mente en blanco. Tu mente no te lo permite. Somos seres racionales porque pensamos. Vaya mierda.
Estoy agotada de pensar. Y nadie me puede ayudar. Solo yo.
Y cuando estoy agotada echo de menos a quien no puedo tener. Y aunque estoy rodeada de personas que me ofrecen su ayuda y su cariño, me agota sentirme sola.
Esto es lo que da de sí mi mente. Otro día escribiré sobre mi corazón, cuando tenga algo que contar.
Creo que voy a volver a jugar a los Sims. Sí. Ya es hora.
Me gusta cómo te expresas.
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