Domingo en el que me siento soñadora, un poco nostálgica y con alguna musa rondando.
A veces invento tu olor es una
mezcla entre Mocca y Calvin Klein y la polución de la Gran Vía de Madrid en
hora punta.
Otras veces, huelo el frío. Es
grande, fresco. Mezcla de verdes y azules intensos. Me recuerdan, a veces, al
mar.
Cuando el calor huele, arde el
asfalto. Y te propongo derretirnos al sol. Y siempre dices no.
A veces el agua huele a limpio. Y
entonces me paso diez minutos en la ducha y limpio cada poro, para que parezca la
piel nueva y cicatricen las viejas heridas.
Me sorprendo
seria, con lágrimas en los ojos.
Y sólo
porque una vez te he visto sentado frente a mí. Mirándome a los ojos.
Contándome tu vida. Te he observado vigilarme de lejos. Guiñarme el ojo. Me has
sacado los colores. A cuál más borde. Y luego nos hemos reído y hemos empezado
de cero. Yo he vigilado como te crece la barba. Como te cortas el pelo o te lo dejas crecer.
Te acercas a
mí cuando todo se queda más vacío. He sentido tu mirada en la espalda. Sé cómo
hueles por la mañana y a media noche.
Sé que estás
muy lejos. Y que nada es posible. Pero antes de eso...
He recorrido
tu piel desnuda. Suave. Me gustan tus pequeños ojos marrones. Tu barba sin
afeitar, arañándome el cuello. Tus brazos musculosos y tus manos grandes que lo
abarcan todo. Tu sonrisa de niño, tu silencio entre las frases. Da miedo.
Así que
seria, con lágrimas e imaginativa, he intentado hacerme la encontradiza. Y sin
éxito me he ido alejando poco a poco hasta hundir mi cara en la almohada y
quedarme dormida pensándote.
Mañana te veré y te volveré a sentir.
Y entonces te despertaste, no?
ResponderEliminarEstas cosas me pasan despierta, por la noche no controlo lo que sueño. Despierta sí.
EliminarDeberías probarlo, soñar es parte de la vida.